aQuilo

INDOMABLE

Mallory es ex-marine. Trabaja en una empresa privada a la que subcontratan agencias de espionaje (CIA, MI6...). Sin embargo, tras una operación de rescate en Barcelona, algo sale mal y sus empleadores quie­ren verla muerta.

Hay que comenzar haciendo una importante adverten­cia ya que, pese a su tra­ma de espionaje, la pe­lícula se limita a ser un ejercicio de estilo. Si esto no se tiene en cuenta, a muchos espectadores les puede parecer una toma­dura de pelo. Quizá lo es.

Soderbergh en­sambla una sucesión de escenas rodadas de modo magnífico porque le gus­tan, simplemente porque sí. Cuando se cansa, lo deja.

Gina Carano no es actriz: se dedica a las artes marciales. Y eso se nota en la limpidez de las peleas, la nitidez con que todas ellas están ro­dadas, sin cámaras moviéndose confusamente. Cada escena parece nue­va dentro del cine de acción: el rescate, la fuga por los tejados y calles, la pelea en el hotel... Pero no hay más y el di­rector tampoco lo preten­de. La historia no impor­ta en absoluto, aunque la narración en el coche, a ese chico, nos haga creer lo contrario.