JANE EYRE
- Películas
- 01 Enero 2012
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Jane Eyre, después de una dura infancia, entra a trabajar como institutriz en la mansión de sir Rochester para enseñar a la pupila de éste.
La novela era compleja, como todas las de las hermanas Brontë. Por encima de lo puramente narrativo, se encierran psicologías densas y múltiples significados. Esos microcosmos cerrados no son sólo lugares, son también estados anímicos, el reflejo del alma de los personajes.
Esta nueva versión de Fukunaga es inquietante desde el primer segundo y sabe mantener el misterio a lo largo de sus dos horas de duración. Bien planificada, fotografiada y ambientada, cada escena es un retrato psicológico. Ya sea con niebla o con sol, el duro invierno en la mansión o la cálida primavera, el director encuentra el modo adecuado para que argumento y paisaje avancen de la mano.
Más allá del romance, en el que se centraban otras versiones, el director sabe ir a lo esencial, al alma de dos personas que han sufrido mucho y que, pese a intentar construir su vida, son zarandeadas por el destino sin que, aparentemente, exista esperanza. Siempre de paso, sin un lugar permanente al que puedan llamar hogar, al que puedan aferrarse para construir su identidad.
Wasikowska, siempre camaleónica en cualquier papel que interpreta, ofrece una gran actuación, llena de matices: frágil, decidida, llena de sentido común, sacrificada. Michael Fassbender mejora a cada película. Aquí es un hombre huraño, a veces cruel, pero con el deseo de encontrar la paz haciendo lo correcto. Los duelos verbales de ambos son excelentes. ·
Además, Fukunaga sabe encerrar un flash back dentro de otro con elegancia y sin complicaciones. Una película exquisita y llena de sensibilidad.