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BURIED (ENTERRADO)

          Paul Conroy despierta en un ataúd. Tiene un mechero y un teléfono. Los secuestradores se ponen en contacto con él para pedir 5 millones de dólares de rescate.

          Un único escenario (el ataúd), un único actor (Ryan Reynolds) y conversaciones telefónicas. El riesgo de Rodrigo Cortés era muy alto. ¿Es posible mantener la atención con tan pocos elementos?

          Primera película americana del director español que, ya en Concursante, demostró su fuerza visual. Aquí parece haberse aprendido el cine de Hitchcock al dedillo. Administra bien los recursos, dosifica las sorpresas, los giros de guión y demuestra una gran elegancia en el tratamiento del fuera de campo, la planificación y el sonido.

          No sólo mantiene la tensión sino que, a través de las llamadas, fabrica una crítica social: la familia como elemento de apoyo, el terrorismo islámico como apuesta irracional, el capitalismo como industria deshumanizadora. No es una película para grandes públicos, pero se trata de un sorprendente ejercicio de estilo que demuestra, una vez más, cómo se puede hacer muy buen cine con presupuestos limitados.