GRAN TORINO
- Películas
- 01 Marzo 2009
- Visto: 2352

Walt Kowalski es un anciano, ex combatiente de Corea. Acaba de quedarse viudo, cosa que empeora su carácter gruñón y áspero. No se lleva nada bien con sus hijos, el sacerdote de su parroquia le da la paliza para que se confiese y, por si fuera poco, el barrio se va llenando de orientales. El destino querrá que trabe amistad con la familia de amarilos que se ha instalado justo al lado.
Otra gran película de Clint Eastwood, quizá algo más ligera que las que suele construir, pero igualmente llena de humanidad. Tras la fachada antipática, Walt tiene un buen corazón y la sabiduría que dan los años.
Últimamente, el cinc de Eastwood es más esperanzador y, en esta ocasión, se revela lleno de humor, sobre todo en las conversaciones con el peluquero italiano y el constructor irlandés, trufadas de tacos, para enseñar a un mocoso cómo hablan los hombres.
En cambio, su conservador modo de ser no soporta los ligeros vestidos de su nieta ni un taco en los labios de una chica.
No le falta el sentido dramático, pero desde una perspectiva llena de optimismo y confianza en las personas. Nuevamente emplea un estilo muy clásico, muy americano, para filmar esos chalés con su jardín, la bandera de Estados Unidos izada en el porche y el garaje que guarda el Ford Gran Torino, desencadenante de la acción.
Aparentemente sencilla, pero hace falta saber mucho cinc para presentar la evolución de Walt, sin apresuramientos y sin escenas superfluas. Hay también bastante de autoparodia en ese personaje tan protestón y entrañable. Muy sugerente y divertida.