POLAR EXPRESS
- Películas
- 28 Febrero 2006
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Un chico empieza a pensar que quizá Papá Noel sea una \\\"pipa\\\" y que en realidad no exista. Entonces, ante la puerta de su casa, se detiene el Polar Express que le llevará al Polo Norte.
Lo maravilloso es creer, la aventura está en la fe. Por eso, la primera parte de Polar Express, lo que dura el viaje, resulta atractiva y logra sostenerse con el poder del misterio y la sorpresa.
Pero cuando vemos a Papá Noel, los elfos y todo el tinglado de la fabricación de juguetes ya no necesitamos creer y la capacidad de sorpresa se desvanece. Y eso no se puede sustituir por mucho espectáculo que se imagine aunque esté tan elaborado como en esta ocasión.
Prestando atención al guión podríamos calificar la película como simplemente buena. Pero el apartado visual es una auténtica maravilla, al borde del hiperrealismo. Quizá tampoco haya sido acertado en los humanos (se mueven un poco como robots), pero la cámara virtual, en perpetuo movimiento, sigue la trayectoria de un billete que vuela, nos lleva a bosques, cascadas, descarrilamientos sobre el hielo, escenas de masas...
Hay momentos realmente espectaculares que la imagen real no habría podido conseguir; sin embargo, a Zemeckis le falta lo que sí tienen las producciones de Pixar: la potencia de las tramas.