aQuilo

YO TAMBIÉN VIVÍA EN ESA CASA

          Delicioso y delicado modo de vivir la infancia espiritual, la de este sacerdote italiano octogenario que narra la historia de un chico que, internado en un hospital, se imagina que es adoptado por la Virgen como hijo. A partir de ese momento, vive como un personaje más, cada uno de los acontecimientos que van desde la anunciación hasta el comienzo de la vida pública de Jesús. El autor demuestra ser un buen conocedor del Evangelio, del contexto en el que fue vivido; adapta los textos, respetando el fondo pero variando la forma; así, de su mano vivimos algunas escenas del Evangelio. En unos casos, el relato se aproxima mucho al texto evangélico; en otros, en ausencia de datos, el autor los recrea con sentido común, sencillez y vida interior. Durante estos años vamos a convivir bastante con San José y la historia dura casi tanto como la vida de Samuel, el borriquillo que San José compró para el traslado a Egipto y que tantos servicios les prestó. Jesús crece, pero no así nuestro personaje que sigue siendo un niño que busca las caricias de la Virgen y a quién San José le revuelva el pelo de la cabeza. No sólo ayuda a  hacer oración, sino que es un modo de hacer oración. El trato cercano y confiado con cada una de las personas de la Sagrada Familia hace que escritor y lector se sientan uno más de esa Familia.