¿TENGO UN HIJO MENTIROSO?

Autor: Javier Peña
Profesor de Educación Primaria en el Colegio Munabe.
Tutor con más de veinte años de experiencia.
Fuente:

Original para sontushijos

Para ayudar a los hijos pequeños

             

            - ¿Has cogido tú dos euros del monedero de mamá?
            - Ha sido una broma.

          Estas dos frases de arriba o similares cada día son más frecuentes cuando hablamos con nuestros hijos pequeños. En nuestro concepto de personas mayores esa “broma” la podemos entender como un robo o si la situación se da en casa lo podemos considerar como algo habitual, sin picardía y en lo que difícilmente reparamos.

          Es verdad que en chicos pequeños (hablamos de entre 3 y 8 años) el bien y el mal son términos muy difusos para ellos y en los que los padres tenemos la obligación, muchas veces con nuestro ejemplo, de explicárselos en el día a día. Primero en el seno familiar y luego en mil y una cosas que les podemos ir sugiriendo cuando hablemos con ellos.

          Es muy importante que desde muy temprana edad vayamos educando a nuestros hijos en la sinceridad. No es un camino nada fácil pues toda prueba de sinceridad por parte de los pequeños tiene la consecuencia de nuestra reacción. Por poner como ejemplo el caso de arriba, tenemos parte de batalla ganada pues el chico reconoce que ha sido él. No acusa a otro sino que lo que él ha hecho reconociendo que no está bien, lo dulcifica. Es un paso y ahí es donde entra nuestra labor como padres. Debemos hablar con ellos, comentarles lo que es una broma, tener paciencia, explicarle lo que es bueno y lo que no, no imponer un castigo, que en este caso no sirve para nada. Debemos hacerle reflexionar. Aunque sea muy pequeño. Explicarle que esas “bromas” no gustan y que cuando quiera algo (a lo mejor dinero para “chuches”) lo mejor es pedirlo a mamá o a papá y ellos verán si es lo mejor o más conveniente para él en ese momento.

          Nosotros somos su ejemplo y en muchas ocasiones no estamos a la altura. A mí el primero. La sociedad actual no es la mejor trasmisora de valores para la familia y a veces nos dejamos arrastrar por ella sin darnos cuenta del flaco favor que hacemos con ello a los que nos rodean.

          Que nuestro hijo mienta o “bromee” es normal pero debemos estar alerta para que no se convierta en algo habitual, en algo que nos pase desapercibido por repetido. Ninguno queremos un hijo mentiroso de mayor. Ya nos llegará la hora en que serán adolescentes y como tal llevarán un mentiroso dentro. Aquí sí deberemos leer entre líneas “todo” lo que nos quieran decir, pero todavía no. Son pequeños pero debemos ir acompañándoles en su crecer dándoles el ejemplo y la orientación que pensemos más adecuada a cada uno.

          Para acabar daría unos pequeños consejos cuando observemos una “broma”:

                    - No dramatizar la situación: Tener paciencia.
  - Explicarles lo que está bien y lo que no. La mentira tiene sus consecuencias.
- Animarles a ser sinceros. Con la verdad se gana amigos y la mentira no conduce a nada.
- Apoyarnos mucho los padres para ir los dos a la vez.
- Ser su ejemplo. Somos su referente en la vida.
- Como están en una edad muy tierna para cuidar la piedad pueden pedir ayuda a “Jesusito” para que les ayude a ser más sinceros.
- Hablar mucho entre los padres: entre nosotros, de cada hijo, con cada hijo y de forma habitual e individual.
- Pedir consejo a algún profesor, tutor o persona de confianza relacionado con el mundo de la educación o leer pues hay títulos en el mercado que ayudan mucho en este aspecto de la educación de los hijos.

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