SERIES HISTÓRICAS
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- 01 Noviembre 2010
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Sontushijos
Un subgénero de moda.
El pasado 12 de octubre, se emitió el último capítulo de la adaptación literaria del libro “los Pilares sobre la Tierra”. La cuatroconsiguió 4.000.000 de telespectadores, un 25% de cuota de pantalla. Otras series como “Los Tudor”, y la recientemente estrenada “Hispania” están cosechando el favor del público.
El denominador común de estas series es que pretenden situarse en el género de la novela histórica, un género mestizo entre la novela y la historia que tiene detractores en ambos campos. En la novela, porque le falta originalidad y creatividad y en la historia, porque le falta rigor.
En palabras de Almudena Arteaga, buque insignia del género en nuestro país, “la novela histórica logra hacer de unos documentos aburridos y llenos de datos una narración que engancha y con la que se puede aprender”.
Sin embargo, para que se aprenda sin errores históricos hace falta que la narración sea fiel a los hechos, porque si no estaremos ante una narración seudohistórica y esto es de lo que adolecen estas series. El error es partir de una visión artificial del pasado, una visión deformada para conseguir un éxito comercial en el que se funden distintos ingredientes: emoción, pasión, ritmo, intriga y drama. Condimentos difíciles de encontrar en el estudio científico de la historia.
El éxito está asegurado. Lo recordábamos al principio del artículo. Pero, ¿por qué nos gustan estas serie seudohistóricas?
Pienso que el espectador actual cuando visiona estas series se sumerge en un mundo muy distinto al suyo y al de su época, en el que evadirse de los problemas cotidianos. Habita en un “universo” en donde desde su cómodo cuarto de estar observa como los hombres se enzarzaron en crueles conflictos con mucho coste de vidas, revoluciones, ideologías y fronteras para instalarle en un mundo occidental en el que los valores democráticos y la justicia, con sus carencias, son menos arbitrarios que en otras épocas. Este mundo le ha sido conquistado sin que él haya tenido que hacer nada.
La historia,- la real, la que escriben los historiadores y documentan en sus legajos-, y no la de los escritores, nos juzgará por haber aportado a la humanidad valores que ennoblezcan al ser humano. Nuestra sociedad, pasiva en el quehacer y activa en las demandas, necesita de este legado conquistado en otros tiempos para sus futuras generaciones. Hemos recibido mucho a bajo coste, ahora nos toca transmitirlo.