LA DIFAMACIÓN Y LA CALUMNIA ¿SON EVITABLES?
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- 19 Enero 2018
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Licenciada en Ciencias Biológicas y Master en Evaluación de Impacto Ambiental.
Docente durante varios años en ESO y BACH
Coordinadora de IFFD Eus (Orientación Familiar)
Sontushijos
Actuar sin reflexionar.
Llama la atención ver como prácticamente todos los años el Papa menciona el tema de la CALUMNIA en alguna de sus homilías. Esto nos hace pensar en su relevancia y a la vez nos preguntamos ¿Por qué las personas emiten calumnias a la ligera, a diario, sin sopesar el daño que ello conlleva? ¿No tienen mejor cosa qué hacer?
El Papa lo deja muy claro en su homilía de Mayo de 2013: “La desinformación, la difamación y la calumnia ¡son pecado!" …"Desinformamos: decir solo la mitad que nos conviene y no la otra mitad; la otra mitad no la decimos porque no es conveniente para nosotros. En segundo lugar está la difamación: Cuando una persona realmente tiene un defecto, y ha errado, entonces contarlo, "hacer de periodista"... ¡Y la fama de esta persona está arruinada! Y la tercera es la calumnia: decir cosas que no son ciertas. ¡Eso es también matar a su hermano! Todas estas tres --la desinformación, la difamación y la calumnia-- ¡son pecado! ¡Este es el pecado! Esto es darle una bofetada a Jesús en la persona de sus hijos, de sus hermanos".
También añadía el Santo Padre: Se empieza de una manera “muy educada”, pero luego terminamos "despellejando al prójimo"….
En relación al tema que nos ocupa hay un relato que muestra muy gráficamente el daño y la repercusión que tiene la calumnia.
Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, y todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que este había alcanzado. Tiempo después se arrepintió del dolor que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:
"Quiero arreglar todo lo que hice, ¿cómo puedo hacerlo?", a lo que el sabio respondió: "Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suéltalas donde quiera que vayas". El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día las había soltado todas. Volvió donde el sabio y le dijo: "Ya he terminado", entonces el sabio contesto: "Esa era la parte fácil... ahora debes volver a llenar el saco con esas mismas plumas que soltaste, sal a la calle y búscalas". El hombre se sintió muy triste pues sabía lo que eso significaba, y no pudo juntar casi ninguna. Al volver el hombre sabio le dijo: "Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer ahora es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste".
Esta parábola nos hace tener presente lo mucho que cuesta mantener el honor hoy en día y lo rápido que se puede destruir con tan sólo unas palabras. Es responsabilidad de todos, de los que murmuran y de los que escuchan, preservar la honorabilidad. Si a nadie le gusta ser calumniado. ¿Por qué lo hacemos? Brevemente se puede decir que desde el punto de vista de la psicología se atribuye a personas envidiosas.
Me viene a la cabeza la Ley de la conservación de la energía “la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”. Entonces basándonos en esta ley ¿Porqué no invertimos nuestra energía en construir positivamente? ¿Por qué no buscamos el bien del prójimo? ¿Por qué no gastamos nuestro tiempo en ayudar al de al lado? Pienso sinceramente que es mejor invertir el tiempo en hacer bien nuestro trabajo, en ser amables de corazón, en generar buen ambiente. Los resultados son enormemente enriquecedores para todos. Y respondiendo al título de este artículo, yo sí creo que tanto la difamación como la calumnia son evitables.
Para terminar citar a Jacinto Benavente: “Si murmurar la verdad aún puede ser la justicia de los débiles, la calumnia no puede ser otra cosa que la venganza de los cobardes.”