PENSANDO CON CALMA, SE PUEDE EDUCAR EN FAMILIA

Autor: Inés Rivero

Directora de Erain-Txiki.

Licenciada en Pedagogía.

Fuente:

Original para sontushijos

¿Qué regalo? ¿Juego educativos o algo más divertido?

 Me encantan las jugueterías y muchas veces entro en ellas simplemente “a mirar”, sin ninguna necesidad ni intención de compra, y siempre me llama la atención que algunas de ellas tengan una sección de “juegos educativos”. Y me llama la atención porque el juego es siempre estímulo, siempre es educativo. Hay juegos que potencian más o menos la creatividad y la imaginación, pero incluso aquel en el que parece que sólo interviene el azar, podemos encontrar un componente educativo. Existen juegos para desarrollar todas las destrezas e inteligencias.

Juegos que potencian el desarrollo motor y el equilibrio (inteligencia corporal cinestésica): juegos con balones, ruedas, juegos de saltar, el “corro de las patatas”, los deportes…

Juegos que desarrollan la motricidad fina, la grafía y el sentido de la orientación (inteligencia espacial): ensartar, “laberintos”, juegos con cordones, tijeras, pegatinas, dibujar y colorear, unir los distintos puntos siguiendo los números o el abecedario…

Juegos que potencian el desarrollo del lenguaje (inteligencia lingüística): algunos juegos de mesa (tipo tabú, bla, bla, bla…), el teléfono estropeado, trabalenguas, acertijos…

Juegos que desarrollan la lógica y las habilidades matemáticas (inteligencia lógico-matemática): el juego de la oca, el parchís, juegos de cartas, juegos de estrategia (quién es quien, ajedrez…), incluso a  través de juegos que en un primer momento pueden parecer del primer bloque (desarrollo motor y equilibrio) también aprenden conceptos matemáticos como la izquierda y la derecha…

Juegos que ponen al niño en contacto con la naturaleza (inteligencia naturalista): areneros, cajas de “bichos”, prismáticos, lupas, microcopios…

Juegos que desarrollan el ritmo y el sentido musical (inteligencia musical): todos los instrumentos musicales adaptados a los niños, la mayoría de los juguetes destinados a los niños en su primer año de vida. Todas las canciones que acompañan a muchos juegos tradicionales…

Y todos ellos, refuerzan la inteligencia intrapersonal e interpersonal (dejando aparte los solitarios)

Pero no sólo desarrollan las inteligencias de los niños, existen además otros beneficios en el juego:

1.- Satisface las necesidad básicas de ejercicio físico

2.- Es una vía excelente para expresar y realizar sus deseos

3.- La imaginación del juego facilita el posicionamaiento moral y maduración de ideas

4.- Es un canal de expresión y descarga de sentimientos positivos y negativos, ayudando al equilibrio emocional

5.- con el juego simbólico, está ensayando y ejercitándose para la vida de adulto.

6.- Cuando juega con otros niños se socializa y gesta sus futuras habilidades sociales.

El niño jugando también adquiere hábitos que le resultarán muy útiles cuando tenga que empezar a hacer deberes o estudiar e incluso en su vida laboral, puesto que lo que aprende en el juego es extrapolable a ambos. En concreto:

1.- El niño tiene que aprender que los juegos tienen un principio y tienen un fin. Y como el juego es algo muy serio para los niños, el juego no se deja a medias. No vale empezar un puzzle y no terminarlo, empezar una partida de parchís y no terminarla… Igual que no vale hacer los deberes o un informe en el trabajo a medias.

2.- A través del juego tenemos que enseñar al niño a ser ordenado: cada juguete debe tener un sitio. A la hora de jugar, necesitará tener todo lo que necesita para el juego a mano y cuando termine deberá dejar cada cosa en su sitio (todas las piezas del puzzle, la las distintas fichas del juego…en la caja correspondiente) y el juguete a su vez en su lugar. Cuando tenga que hacer deberes tendrá que tener los libros, lápices, calculadora… a mano, cuidar sus materiales y guardarlo cuando termine. Lo mismo que en el trabajo. Una persona desordenada pierde mucho tiempo localizando y preparando el material que necesita.

3.- Afán de superación y competitividad. Uno de los alicientes de muchos juegos es ganar o superar la propia marca. Sin  caer en la obsesión por ser el mejor, en la competitividad, el hecho de querer mejorar es muy positivo y necesario, una vez más, para mejorar como estudiante y lograr mejores resultados profesionales.

4.- Saber perder. En la vida no todo va a salir como uno quiere y en el juego tampoco siempre resultará victorioso. Estos momentos son los que nos sirven para enseñarles a encajar las derrotas, los resultados no tan buenos como uno esperaba…

5.- Y saber ganar. También hay que aprender a ganar, a no utilizar el éxito para humillar al contrario o ser un presuntuoso. Si observamos en nuestro hijo reacciones poco adecuadas cuando ganan, tendremos que enseñarles a ser más humildes y a utilizar esas buenas capacidades suyas en beneficio también de los demás,

6.- Trabajo en equipo: en muchos juegos se compite por equipos o bien, como en el caso de los llamados juegos cooperativos, todos los participantes ganan o pierden. En estos casos los niños tendrán que aprender a  organizarse como equipo, detectar quién está más capacitado para qué actividad… Tendrán que contar con el hecho de que en un equipo hay algunos miembros más fuertes o más débiles pero todos participan de la victoria o derrota del mismo.

7.- Aprender a esperar. Hay muchos niños que son muy impulsivos y quieren ser siempre los primeros en todo. En el juego tienen que aprender a esperar su turno y a respetar el turno de los demás.

¡Y el juego no sólo aporta beneficios al que lo practica! Gracias a la observación de nuestros hijos mientras juegan les conoceremos mejor: sabremos más sobre su personalidad, si prefiere los juegos que requieren mayor o menor actividad, los solitarios  o los juegos de equipo, aquellos que requieren mayor reflexión o los que tienen un mayor componente de azar, localizaremos cuáles son sus habilidades, sus intereses e incluso virtudes o defectos. Todos estos datos muy interesantes para ejercer nuestra labor educativa.

Por todo ello, lo mejor a la hora de elegir un juguete es pensar en aquel a quien va dirigido y a quienes van a jugar con él, saber sus gustos y sus fortalezas y debilidades, lo educativo dependerá del uso que se haga del juguete.

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